En el barranco de los cernícalos


 Justo cuando aparcamos el coche para empezar nuestra caminata, cayó un fuerte chaparrón, esperamos sentado unos minutos. Cuando dejó de llover bajamos del coche disfrutando del aroma de la tierra mojada, la vegetación llena de gotas y de un verde especial brillaba a la luz del sol que asomó entre las nubes. Fue un momento muy especial la naturaleza nos permitió adentrarnos en el barranco parando la lluvia y volver a los coches sin mojarnos, estando dentro del coche siguió lloviendo. 

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